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viernes, 20 de agosto de 2021

Aventuras de una mamá lectora, Una niña no tan anticuada



       H
ola queridos amigos Anaquelianos, estos últimos días Valentina y yo hemos andado con ¨toda la pila¨, lo que se traduce a vagancias por los rincones, carreras por toda la casa, risas encerradas por los cuartos y muchas aventuras en nuestro haber. ¿Por qué me incluyo en el paquete? Bueno ella es mi compañera predilecta de juegos; a veces los adultos son muy serios y no toman en cuenta las cosas importantes de la vida. ¿Cuándo fue la última vez que un adulto te preguntó que tan rápido podías correr con tus zapatos nuevos? Ese tipo de cuestionamientos se quedan rezagados conforme nos vamos llenando de responsabilidades y creyendo importantes. Es una lástima, porque el sentarse en el piso a jugar con un niño y sentirse de nuevo niño es un placer que pocos recordamos.

Claro que no todo el mérito es mío, tengo una muy buena maestra. 

    Para contarles como empezaron estos días llenos de travesuras tengo que regresarme a inicios de la semana, cuando en pleno lunes a las cinco de la mañana una tierna voz me dice en mi oído: “Mamá, ya no quiero dormir, es muy aburrido, ¿vamos a jugar?”. Por un momento creí que estaba soñando, pero después de un jalón de párpados para verificar que estuviera ya consciente de parte de mi pequeño despertador de cabello rizado, me tuve que levantar de la cama con un pie arrastrando delante del otro. Se preguntarán porque no la dejo que juegue un rato ella sola; la experiencia me ha enseñado que momentos de silencio son seguidos por largos arrepentimientos de mi parte, así que prefiero estar acompañandola en sus aventuras. Después de todo no siempre será una niña pequeña y yo no siempre seré su compañera de juegos favorita. 


    Así fue como participé en varias búsquedas de tesoros y pelee con duendes a lo largo del día. Lo interesante no es sobrevivir a estas luchas encarnadas sino lograr dormir a Valentina. La rutina para ir a la cama está llena de dolor, por mi parte mayormente, ya que siempre involucra algún tipo de correteo, saltos o atrapadas, en un leve intento por cansarla, aunque meditando en éste momento, creo que tiene el efecto contrario. Habiendo logrado posicionarla en la cama, lease bien no está dispuesta a dormir, pero al menos está en la cama, hemos empezado a leer el hermoso libro “PLATERO Y YO”. Valentina sigue brincando, jugando y revoloteando, pero su oído está atento y me pregunta; 



—Mamá, ¿porqué Platero es como las nubes?

Y yo con mi mirada de adulto le digo, porque es de color gris plateado, se parece a las nubes que están en el cielo. Pero la verdad es que la pregunta iba más allá.

Varias páginas después Valentina se ha acurrucado en mi pecho y se ha quedado dormida. ¡Me siento triunfante, por fin! Claro que tanto esfuerzo hizo que Morfeo se alejara de mí, y no conozco mejor manera de aprovechar esta situación que con un buen libro, así que a hurtadillas me dirijo a la sala y empiezo a leer “UNA NIÑA ANTICUADA” de Louise May Alcott. Este libro siempre me arropa en un mundo lleno de sueños y deseos por cumplir, pero también se roba mis horas tan necesitadas de sueño. Así que cuando el gallo canta el martes, yo tengo una resaca literaria que no puedo con ella, y la tierna vocecita que lo acompaña me recuerda que debí haber escuchado a la razón y no seguir leyendo pasada la media noche. Cuando nuevamente estoy sentada en el sillón como el caballo del lechero del pueblo, intentando no dormirme, recuerdo las palabras de mi querida amiga Louise May Alcott;



“Y la verdad es que Polly no creía que hubiera hecho mucho, pero se trataba de una de aquellas pequeñas cosas que siempre espera que se hagan en este mundo, donde abundan los días de lluvia, donde los espíritus desfallecen y el deber no suele ir acompañado de placer. Las pequeñas cosas como esas son, básicamente, el buen trabajo de la gente pequeña; un pensamiento pequeño y amable, un pequeño acto de generosidad, una pequeña palabra de ánimo, todo eso es tan dulce y agradable que no hay nadie que pueda evitar sentir su belleza y el afecto por quién lo da, independientemente de lo insignificante que pueda parecer. Las madres suelen hacerlo muchas veces, sin ser vistas, sin que se les de las gracias, pero se siente y se recuerda mucho tiempo después, no se pierde jamás, pues esta es la sencilla magia que une los corazones y mantiene la felicidad en los hogares…”


    Estas palabras me hacen ver que estos momentos se quedarán guardados en su corazón y le darán el consuelo necesario cuando la realidad sea muy difícil de tolerar. Sólo desearía que me recordara con un mejor peinado y con ojeras no tan notorias. 


    Estoy muy agradecida que me acompañen nuevamente, los espero con otra aventura más ya con la firme intención de tener mi cabello más presentable y sin que me confundan con un mapache.


Erika Castillo


 


martes, 17 de agosto de 2021

Mr Mercedes de Stephen King

 

Mr Mercedes de Stephen King



Sinopsis


Justo antes del amanecer, en una decadente ciudad americana, cientos de parados esperan la apertura de la oficina de empleo para reclamar uno de los mil puestos de trabajo que se han anunciado. Han hecho cola durante toda la noche.
De pronto, invisible hasta que lo tienen prácticamente encima, un Mercedes surge de la fría niebla de la madrugada. Su conductor atropella y aplasta a todos los que encuentra a su alcance. Acto seguido, el coche da marcha atrás y vuelve a arremeter contra ellos. El asesino huye dejando atrás ocho muertos y quince heridos.
Meses después, Bill Hodges, un policía jubilado, que sigue obsesionado con este caso sin resolver, recibe una carta anónima de alguien que se declara culpable de la masacre.
Brady Hartsfield vive con su madre alcohólica en la casa donde nació. Disfrutó tanto de aquella sensación de muerte debajo de los neumáticos del Mercedes, que ahora quiere recuperarla.



Opinión personal:


Buen libro, me ha gustado aunque no tiene nada que ver con lo que llevaba leído suyo hasta ahora. Es verdad que tiene muy buen ritmo y la trama es muy buena, desde la primera página te engancha, e incluso tiene un par de guiños a anteriores libros 

suyos, pero no sé si será que King no está acostumbrado a moverse en este género, pero notas como si le faltase algo, al menos esa es mi sensación.
Aunque por lo demás es un libro entretenido y que de verdad vale la pena.
El final, o mejor dicho, como se desarrolla, es sin duda lo mejor. Las últimas páginas te tienen en tensión (algo que sí sabe hacer King a la perfección) y no puedes soltar el libro. Buen desenlace, la verdad me ha gustado.
Y ahora, a seguir con la continuación, Quien pierde paga. 

Juan Nieto

viernes, 6 de agosto de 2021

Las aventuras de una mamá lectora




 Hola, mi nombre es Erika Castillo, y tengo la fortuna de estar en Anaquel Literario compartiendo mis aventuras como mamá lectora de una bella e inquieta niña llamada Valentina. 





Desde que tengo memoria un libro ha estado en mi mano, ha sido mi refugio en tiempos difíciles y mi compañero a lo largo de muchas experiencias de vida. El aroma de un libro me ha embriagado en más de una ocasión y confieso que a veces sólo los he abierto para poder oler sus páginas y dejarme envolver por un instante de su perfume. 

Mi pequeña Valentina siempre ha tenido curiosidad por ellos y en más de una ocasión he tenido que salir corriendo para salvarlos de una mutilación salvaje o de inscripciones no deseadas en sus páginas. Conforme ella ha ido creciendo he querido sembrar en su corazón el amor por la lectura, con apenas cinco años cumplidos sólo quiere libros con dibujos llamativos y no de letras aburridas, según se expresa cuando me ve con uno en la mano.

Así que estoy buscando diferentes métodos para adentrarla en este mundo lleno de magia a través de las letras impresas. Pero como toda buena niña súper activa siempre está brincando y corriendo, poniendo a prueba mi imaginación para atraer su atención.

Así fue como di con el libro de Oscar Wilde “EL FANTASMA DE CANTERVILLE Y OTROS CUENTOS”, en mi inocencia me imaginé sentada en la cama, acurrucada con mi pequeña en brazos, con sus rizos en mi pecho leyendo el libro y teniendo el mejor momento de nuestras vidas. ¿Qué fue lo que en verdad ocurrió? Si estuve sentada en la cama, pero no hubo rizos en mi pecho, más bien una pierna en mi cara, después sentí un golpe seco en el abdomen y al último un brinco por la cama me hizo desistir. Esta bien pensé, mañana encontrare otra oportunidad. Y en efecto así fue, Valentina estaba jugando con su muñeca favorita en turno cuando decidí incluirme en la acción siendo la otra princesa, y muy sutilmente le pregunté que, si leíamos un pequeño cuento, a lo que ella respondió que si muy animadamente. La muñeca que me tocó representar hizo los ademanes de tomar el libro y empezó a leer “EL GIGANTE EGOISTA”, a lo que pensé que sería una buena lección por aprender; a medio camino me detiene una pregunta:

--Mamá, ¿entonces tu eres egoísta cuando te encierras en la recamara a comer chocolate?

Las palabras se me atoraron en la garganta y no supe que contestar, me habían descubierto. No es que no quiera compartir con ella un chocolate, es más bien que lo necesito para igualar mi nivel de energía al suyo, y si le doy un trozo de chocolate por la tarde es como invocar al demonio de Tasmania por toda la casa. Lo cual no es una buena idea, como han de imaginar.

Así que muy consciente de mi respuesta dije;

--No es que mamá no quiera compartir contigo el trozo de chocolate es que a veces sólo necesita tiempo en silencio para descansar y poder jugar mejor contigo.

Valentina me miró muy fijamente con sus ojos negros y muy seria me contestó:

--Creo que me estás mintiendo, tus orejas se están poniendo verdes.

Y por primera vez todas las artimañas que uso para convencerla se pusieron en contra mía.

¿Tendrá Oscar Wilde un cuento donde explicar a los niños que en ocasiones las mamás necesitan de un trozo de chocolate para poder terminar el día? Y ¿que el no compartir es más bien una táctica de supervivencia en vez de un acto egoísta?

Si conocen de alguno les agradecería que me lo hicieran saber, esta mamá necesita de ayuda para sobrevivir a su vivo retrato en versión miniatura.


Gracias por acompañarme en esta etapa que comenzamos juntos en Anaquel Literario, espero sea de su agrado leer mis aventuras con Valentina y pasen momentos tan agradables como los he vivido yo. Un abrazo grande desde el rincón de mi recamara donde tengo mi chocolate bien guardado.

Erika C.