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viernes, 1 de octubre de 2021

Las aventuras de una mamá lectora, Tendrá la respuesta el Principito

           




  Hola mis queridos Anaquelianos, nos encontramos nuevamente en este rinconcito del mundo para compartir otra aventura al lado de Valentina, en esta bella experiencia que se llama vida.


 

Hace unos días el cielo decidió regalarnos unas bellas nubes cargadas de la tan deseada y necesitada lluvia; cabe mencionar que a mi me encantan los días nublados, me fascina poder llenar mis pulmones con el petricor en el ambiente. Si alguien me preguntara como sería mi día favorito tendría que responderle que con lluvia cualquier día se puede convertir en uno de mis favoritos.

 

Mientras lavaba los platosla verdadera historia sin fin de la vida adulta, porque alguien debió habérselo explicado a Michael Ende, para que nos hubiera dado alguna solución por medio de Atreyu o de Bastián y así poder conquistar esta temible criatura creada de los platos y vasos que se reproducen por el contacto con cualquier sustancia conocida por el hombre que amenaza con crecer sin parar… Bueno a lo que iba, mientras lavaba los platos Valentina me invitó a tener una tarde adentro de su castillo seguida por una fiesta del té. ¿Alguno de ustedes podría negarse a esta maravillosa cita?




 

El castillo se encuentra localizado bajo la mesa de la cocina, la puerta principal es la cobija de estrellas y luna, ésta tiene que estar estrategicamente acomodada para poder entrar al reino mágico; que a mi gusto debería estar un poco más alto, porque ya mi espalda empieza a reclamar después de un rato de estar hecha bola, literalmente; pero lo importante es que aún soy la invitada de honor en este castillo.

Habiendo tocado a la puerta y pedido audiencia para entrar, acomodando mis extremidades en los lugares correctos me dice mi anfitriona que porta una corona de princesa sobre sus cabellos rizados:


¿Tienes el libro de El Principito para que lo leamos juntas?


En mi emoción por llegar temprano a la cita, lo olvidé. A lo cual invoco la ayuda de mi marido, que como caballero andante y valiente me entrega el libro por el otro lado de la mesa.


—Mamá, ¿me lees la parte donde platica con el zorrito, por favor?

Así empieza nuestra tarde mágica, con las palabras de El Principito al zorrito:

–¿Quién eres tú? –Preguntó el principito– ¡Qué bonito eres!


–Soy un zorro.

Sigo leyendo la conversación acerca de las gallinas y la domesticación cuando su vocecita me interrumpe:

Mamá, ¿El zorrito quiere comer gallinas?

Digamos que sólo está preguntando— le contestó evitando entrar en el tema de la cadena alimenticia.

Sigo con mi lectura acompañada de unos piececitos que se mueven por aquí y por allá, golpeando mis piernas, mi costado, mi cabeza…. Cuando de pronto otra pregunta:






Mamá ¿Por qué puede hablar el zorrito con El Principito?

—Un hada les regaló magia, para que se pudieran entender— fue mi respuesta rápida.

Este libro es el culpable de que esté enamorada de los zorritos y siempre quiera dibujarlos, aunque mi mejor obra artística se parezca mucho al elefante adentro de una boa. La lectura sigue y hemos llegado a la parte de la despedida entre El Principito y el zorrito, pero Valentina me detiene:

—No me gusta que se quede solo el zorrito, ¿Por qué no se lo lleva El Principito con él?

—Su planeta es muy pequeño y su rosa se pondría celosa— le contesto yo, pero la verdad esa misma pregunta me la he hecho también en más de una ocasión, ¿No habría algún acomodo en el asteroide B 612 donde pudiera estar el zorrito en compañía de su adorado Principito de cabellos dorados?

Mamá ya me cansé de estar en el castillo, vamos a hacer la fiesta de te— me dice Valentina mientras yo respiro aliviada; una pregunta más y no sabría como salir del paso, creo que las ideas se me quedaron atoradas a la vez que mis piernas en este minúsculo espacio.

Mientras tomamos el te, como la ceremonia lo indica con las tazas especiales para ello y con el respectivo pedacito de pastel, me quedo recordando las palabras de el zorrito al Principito sobre su rosa:

El tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.

Doy un sorbo y pienso que el tiempo que estoy pasando al lado de Valentina es lo que le dará seguridad, la hará sentirse amada, esto le dará un sentido de pertenencia mientras habita un mundo donde cada persona busca encontrarse, donde cada uno busca tener un zorrito para caminar por la vida.

—Mamá ¿Cuándo puedo tener novio?— me pregunta Valentina mirándome fijamente a los ojos.

Yo trato de no atragantarme con el trozo de pastel que tengo en mi boca, mientras escucho la risa ahogada de mi marido desde el otro cuarto. Este es el tipo de preguntas no estoy lista para responder aún.

Vamos a terminar nuestro te y te invito a jugar en los charcos ahora que ya dejo de llover— le contesto dispuesta a cualquier cosa con tal de no tener que responder el temido cuestionamiento.

 

Anaquelianos me despido de ustedes deseándoles días lluviosos dentro de castillos mágicos donde puedan refugiarse del mundo acompañados de su libro favorito, encontrando así las respuestas que su corazón pida. Yo por mi parte trataré de evitar contestar lo más posible la pregunta que quedó en el aire.

 

Erika C.

 

 

 

 

 

 

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