jueves, 22 de diciembre de 2022

Taller epistolar, Ana Saavedra_ ejercicios

 

Bienvenidos queridos anaquelianos. Ya listos para cerrar el año quiero compartirles algunas de las cartas, resultado del taller epistolar de este año. Recuerden que si estan interesados en tomarlo, envíen email a nuestra página.

anaquelliterario@gmail.com


En este taller vamos a adentrarlos en nuestros sentimientos para crear una carta a partir de una historia. Un taller de creación que además es catártico y una bella experiencia de creación, convivencia y sensibilización creativa a través de ejercicios guiados y lecturas dirigidas. 



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Ciudad de México, a 25 de septiembre de 2017


Querida hermana Dani: 

No sé ni cómo empezar esta carta porque sé que te causará una gran pena lo que voy a decirte. No imaginas los terribles momentos que vivimos el día del terremoto. Yo me salvé de milagro porque no estaba en casa, pero cuando llegué desesperada y vi que nuestra casa se había derrumbado, sentí que el mundo entero se me venía encima. Los rescatistas ya se encontraban ahí, levantando pedazos de losa. Se escuchaban quejidos entre los escombros, eran de nuestro padre. Cuando lograron rescatarlo, la vida se le iba, su respiración era entrecortada, tenía golpes por todas partes y la cabeza le sangraba. Solamente alcanzó a decirme cuánto nos amaba y que a pesar de todo, nosotras habíamos sido la razón de su vida, y exhaló su último suspiro.

Entre las ruinas de la casa encontré una maleta con una carta de él, que según dice en ella, pensó dármela el día de mi cumpleaños, pero se arrepintió de hacerlo para no amargarme la ocasión. En ella confiesa que en realidad él no era nuestro padre biológico. Al poco de tiempo de haberse casado con nuestra madre tuvo que emigrar a los Estados Unidos, por necesidades económicas, como casi todos los migrantes.

Cuando regresó, después de tres años, encontró que nuestra madre tenía “dos gemelas hermosas de un año” –así dice en su carta-. Pensó en abandonarla para siempre, por su infidelidad, pero ella le suplicó llorando amargamente que la perdonara. Ella se encontraba en la miseria porque el dinero que él le enviaba se lo había llevado el hombre que la sedujo, y que no quiso hacerse cargo ni de ella ni de nosotras, y desapareció de su vida. No le dijo, entonces, quién era.

Él tomó la decisión de quedarse, no tanto por nuestra madre, sino “por esas bebitas indefensas y tiernas que le robaron el corazón desde que las vio”. Juró cuidarnos como sus verdaderas hijas, y cumplió su juramento. Cuando nosotras teníamos siete años, falleció nuestra madre y en su lecho de muerte le confesó el nombre de nuestro padre biológico, era el propio hermano de él.

Te digo todo esto porque él mismo me pide en su carta que lo haga. No con el fin de deshonrar la memoria de nuestra madre, sino para que al faltarnos los dos, estemos enteradas de la verdad, por si algún día queremos perdonar al hombre que nos engendró, y si no, al menos sepamos quién es. Él perdonó la traición de ambos y la enterró para siempre en el olvido.

Por lo que a mí toca, te diré que solamente tengo o tuve un padre, al que admiro y siempre vivirá en mi mente y mi corazón. Del otro, no quiero saber nada en mi vida. Tú sabrás lo que decidas y yo respetaré tu decisión. Espero que pronto nos veamos y platiquemos personalmente.

Te quiere, tu hermana.

Lupita.

(Gil Arreola)



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Carta a mi Abuela Plácida Romero Adame:


Querida mamá.

Le escribo desde mi yo adulta. Esta carta, no habrá de leerla porque hace años que ya no está con nosotros, ahora está allá, donde su fe añoraba.

Primero quiero que sepa que su recuerdo me acompaña todos los días de mi existencia, que es una de las mujeres más importantes de mi universo, siempre tengo presente que gracias a sus enseñanzas, aprendí a leer y escribir siendo muy niña.

Recuerdo sobre todo, esas navidades de mi infancia, las veces en que, la verdad no se cómo lograba hacer que aprendiera de memoria esos poemas y salmos enormes, y luego la caminata de más de dos horas, bajando hasta el fondo de los cerros, atravesar el río y luego, esa subida interminable sintiendo el calor y el frío al mismo tiempo, con el aliento entrecortado mientras subíamos hasta llegar a Pueblo viejo, y todo para que su niña, participara en el servicio religioso, recitando los salmos que me había obligado a repetir mientras molía el nixtamal, luego, mientras lavaba los trastes, también cuando íbamos a dar tierra a la milpa, ¡vaya! Hasta cuando íbamos caminando para la casita de las gallinas y al llegar, seguir repitiendo mientras usted preparaba la humilde cena que, a nosotros, nos sabía a gloria, me hacía repetir incluso, cuando por la mañana, salíamos a pastorear a los chivos traviesos, por los cerros multicolores. 

Pero el ejercicio de la repetición claro que rendía frutos, porque a fuerza de ello, todo lo que leía se clavaba en mi memoria ¡ah, querida mamá! Casi podría asegurar que podría ver el orgullo en sus bellos ojos color miel, mientras amorosamente, planchaba el vestido que llevaría al servicio y mientras peinaba mis cabellos rebeldes, que no lograban acostumbrarse a estar quietos, aunque sus manos tenían el poder de sosegarlos.

Llegar a ese Pueblo Viejo, con su música a todo volumen, con sus calles de tierra y algunas empedradas y luego, dirigirnos a la Iglesia, era la meta de esos viajes, y creo que nunca se lo dije, pero esos viajes junto a usted, mi abuela, la que me crio en mi infancia, la que me inició en la lectura, son de los recuerdos más bonitos que tengo. 

Mamá: ahora que soy adulta, he pensado en sus sufrimientos, en la pobreza que la abrazó desde que fue la madre soltera que decidió abandonar al marido golpeador y sin embargo, no la recuerdo más que siendo amorosa, conmigo y con mis hermanos y hermanas, inculcándonos, lo que sabía: el amor y la paz y hacernos partícipes de esos sentimientos en las navidades, ahora que pienso en ello, me reconforta.

Dicen que antes de nacer, elegimos a las personas que serán nuestros padres, no se dice nada de las abuelas, pero sin duda, si eso fuera cierto y tuviera la oportunidad de una nueva existencia, yo la elegiría usted como mi abuela, como mi mamá.

Gracias mamá, tal vez no le dije nunca cuanto la quise y cuánto daría por volver a caminar los días 24 de diciembre, por ese cerro abrupto, cruzar el diáfano río y sentir el frío del agua mojándonos los pies, para luego subir y subir, para llegar hasta pueblo viejo y pasar la noche vieja recitando esos salmos enormes que a fuerza de repetición, llenaba de orgullo sus ojos y amanecer en ese pueblo extraño y familiar a la vez, para iniciar el viaje de regreso y escuchar contando a mi madre y hermanos, el éxito que tuvo la niña, pues recitó sin olvidar ninguna línea.

Gracias querida mamá.



Con todo el cariño acumulado en estos años de su ausencia, su nieta Josabeth.





Diciembre 12 del 2022


Amadísima Doña CELIA:


Que quedó después de tu partida?


Una tristeza y una depresión inimaginables.

Años viví llorando tu ausencia. En esta temporada que inculcaste en mi vida el abrazo genuino de esperar al Niño Dios y recibirlo con bomba y platillo, la gran fiesta del año. Provocaste siempre la unión de la familia. Recorrían largas distancias para disfrutar de una noche, si la Nochebuena.

La que tú organizabas con tanto amor y esperanza, cuidando todos los detalles, preparando los más suculentos platillos que a todos llenaba el paladar, cuyo ingrediente único, fue siempre el amor, se transformaba en aplausos al cierre de la noche, dicha y celebración.

Doña Celia, la más querida, la amalgama de abuelos, tíos, hermanos, primos, sobrinos, entre tantos otros como la familia extendida. El imán de los milagros, de la donación y el servicio.

Hoy puedo sin llanto de desolación, sino con las lágrimas de amor y conexión espiritual, que tuve, tengo y tendré contigo mi amor primigenio. Mi primera caricia, el primer olor, el primer sabor, el sonido de tu voz, y lo que mis ojos vieron por primera vez.

Son años ya los de tu partida, con esa paz y serenidad que hoy alberga en mi corazón, me embriaga el aroma de tu presencia, de tu sonrisa, de tu entusiasmo sin igual para celebrar esta hermosa temporada de reconciliación y reencuentro.

Gracias, gracias, gracias, por elegirme como hija y permitirme elegirte como madre, eres el amor de mi vida, mi compañera, mi amada Gorda, mi madre Celia.

Un ángel en la tierra partió al cielo, a ese encuentro de cara a cara del cual hablabas tanto y que todos anhelamos. Segura estoy de que te fuiste derechito y sin escalas.

Hoy echando una mirada a mi historia, a nuestra historia, conectada por ese hilo transparente largo largo de luz eterna que nos tiene conectadas. Puedo expresarme con enorme gratitud por tu amor, tu entrega, tu integridad, tu caminar silente, en el anonimato, llena de paz y un corazón generoso y siempre dador. Por tu heredad.

Yo soy tu, soy mi padre, soy resultado de ambos.

La mujer de 60 años que soy, cercana a preparar la mesa reunidos hoy los pocos que quedamos, porque así han ido partiendo, me mueve en lo más profundo de mi ser la limpieza de mi vida, el repaso de un año más de vida, la balanza de lo que hice y no hice, lo que dije y lo que deje de decir, la caricia dada y la que no di, en fin, el reencuentro con la pequeñez, la transitoriedad y lo intangible.

Levantaré mi copa para decirte en silencio, en esa intimidad que nos cobija, gracias por ser mi madre, gracias por tu presencia amorosa, dulce, tierna, el mejor ejemplo en mi historia.

Honro tu amor y tu vida unida a la mía. Hoy yacen en mis sepulcros familiares las evidencias claras y profundas de quienes aún dan vida a mi vida con su legado.

Estando muy cerquita de la cuna de quien viajará a nuestro hogar ese niño Dios que me enseñaste amar, gracias por tu heredad, celebra en grande mi vieja, que el cielo está de fiesta, que seguramente estás organizando con toda la familia

Mi ser entero se llena de emociones, te dice en estas líneas, que no alcanzaría en agradecerte la infinitud de tu presencia.

Por siempre mi amada, Feliz Nochebuena que mañana será Navidad.

Gracias gracias gracias


Tu hija que te AMA de Aquí a la Eternidad

(Claudia Yalile Guerrero )


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Querida amiga 


Te pido que me disculpes por no escribir tan seguido como quisiera, pero es difícil desde aquí mandar cartas y también buscar quien me pueda ayudar a  escribirlas, pero no quería que llegara navidad sin que tuvieras noticias mías. 

Recuerdo siempre nuestra hermosa amistad como mi tesoro más valioso y los momentos más felices de mi vida. Aún recuerdo las noches bajo la luna, el estar sentados uno junto al otro viendo el cielo, no necesitabas decirme una palabra para saber lo que sentías, muchas veces te vi llorar pero no dije nunca nada porque sabía que lo único que necesitabas era un amigo junto a ti, ¿recuerdas la navidad que pasamos juntos? solos tu y yo, fue triste no estar con toda la familia, pero nunca me sentí solo contigo a mi lado, cuando me siento triste recuerdo tu sonrisa iluminada por la luces de navidad, ese recuerdo siempre me hace muy feliz, Siempre me río mucho cuando recuerdo la vez que tire al piso toda la ropa del tendedero de la novia de tu papá, recuerdo lo enojada que estaba y la risa que te causo, pero tuvimos que ser muy discretos porque no queríamos que se diera cuenta que yo lo había hecho a propósito, solo con el fin de hacerte reír. 

Sé que si sigo hablando de nuestras anécdotas nunca terminaría porque fueron muchas. 

Pero queria darte las gracias porque el estar contigo para mí, todos los días fueron una gran aventura. 

Amiga se que tú vida ahora es diferente se que ya tienes hijos y no sabes lo feliz que me hace saber que no estás sola, que estás muy feliz. Pasa está Navidad llena de alegría y nunca olvides que desde dónde estoy siempre te cuido y recuerdo nuestra navidad juntos, 

Te quedan muchas cosas por vivir, pero cuando llegue el momento te estaré esperando al final del arcoiris, escucharás mis ladridos dándote la bienvenida a las nuevas aventuras que nos esperan juntos. 


Atte: Rocky

(Jessica Puebla) 



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San Miguel de Allende Guanajuato a 18 de Diciembre del 2020



Hola Querido amigo, justo me acaba de llegar tu carta y debo decirte que aún sigo impactado, sigo asimilando lo que me dices en ella. 

El motivo de esta carta es contarte lo que me pasó precisamente hoy 18 de diciembre, la verdad no me lo vas a creer, ni yo puedo creerlo a pesar de haberlo vivido. 

Parecía un día como cualquier otro yo caminaba del trabajo a la parada del camión, venía pensando en todo lo que haría llegando a casa, recoger mi ropa de la lavandería, darle de comer a Chester, arreglar el lavabo que estaba goteando. En ese momento una mujer joven se acercó a mi, me preguntó que si sabía dónde pasaba un camión al centro, yo le respondí que Sí, y le hice la seña de que me siguiera, ella parecía querer hacerme plática, yo estaba tan atrapado en mis pensamientos que poca fue la atención que le puse. Pero ella insistía incluso corrió para emparejarse a mi paso, y ahí comenzó a preguntarme cosas sobre mi vida, tanta fue su insistencia, que llegué a sentirme incómodo. Yo la voltee a ver con el seño fruncido, en eso me di cuenta que la conocía, era una de mis ex novias. Cuando la reconocí no sabía que hacer quería abrazarla, quería gritarle, quería dejarla con la palabra en la boca, quería irme corriendo de ahí. Pero me quedé parado viéndola sin decir nada. Me dijo Ernesto te vi de lejos y no sabía cómo acercarme a ti. Pero, finalmente tome el valor porque sentí la necesidad de pedirte una disculpa. Yo la miré aún con el seño fruncido y le contesté que no había necesidad de una disculpa, ya que todo lo que había sucedido era parte del pasado, y que podía seguir con su vida tranquila, porque yo estaba bien, que por mi parte no había nada que perdonar. Cuando me di la vuelta para irme, ella me dijo que nunca me había olvidado, que el dejarme había sido el peor error de su vida. Y deseaba que algún día pudiera ser tan feliz como yo merecía. Yo voltee a verla le sonreí, y seguí mi camino, sin decir más. Cuando llegue a casa ví que había llegado una carta tuya, me senté primero a pensar en mi encuentro, sin prender las luces y oyendo la gota del lavabo sonar. Después de un momento de introspección salió de la parte más profunda de mi ser la frase "Te perdono" después de decirla sentí un gran alivio y me dispuse a leer tu carta, quería olvidarme un poco de lo que había pasado. Cuando la comencé a leer las lágrimas corrieron por mi rostro y comprendí lo que en verdad había ocurrido. Hermano en tu carta me dices que Ariel mi exnovia murió el día de su cumpleaños que fue hace 3 días y yo la vi hoy 18 de Diciembre. Si amigo, Ariel fue la ex novia a la que ví y la que me pidió disculpas. Siempre me pregunte la razón que habría tenido en mi vida mí relación con Ariel, nunca pude responder esa pregunta hasta el día de hoy, la razón querido Compadre, era aprender a perdonar. Me di cuenta que el perdón tiene dos caras si no perdonas es el veneno más fuerte que hay y si perdonas es el bálsamo que todo lo puede curar. No me di cuenta que no había perdonado a Ariel hasta el momento que se disculpó, le agradezco que se viniera a despedir, porque sin duda la paz que ha dejado esta situación no se la di yo a ella, si no ella me la dejo a mi. 

No sé si te has dado cuenta como la vida pasa tan rápidamente, llega un momento en que no nos damos cuenta lo monótona que se vuelve, pero hay instantes que le dan ilusión a la vida, que te hacen sentir un ser especial y te inspiran a seguir viviendo y a vivir con toda intensidad, este es uno de esos momentos para mí. 


Atte Ernesto Flores 

(Jessica Puebla)


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Noviembre 19 del 2022

Ciudad de Acapulco Guerrero


Mi entrañable Claudia

Presuroso me sacudió el saberte tan fuera de tu paz dejándome temblando con tu declaración la muerte me anda rondando. 

He de compartirte esta mañana bajo el sol en todo su apogeo al lado de la alberca donde reposas de tus golpes, que yo el gran defensor de los derechos humanos en mi estado, el que persigue a los que desaparecen a niñas que como la mía fue asesinada hace ya casi 8 años, y con este poder judicial no he logrado absolutamente nada. Tu quien siempre me invitabas a bendecir la vida y dar gracias por el tiempo que estuvo mi hija a mi lado. Hoy conocí la muerte, si esa figura enigmática, que imaginamos como calavera o figura grisácea, obscura, temible,si supieras como se parece tanto a nosotros, figura humana. A quien tantas veces retaba diciendo ven por mi, porque mi hija. Por que una niña. Tuve un encuentro la noche de ayer, después de escucharte, por primera vez después de invocarla todo este tiempo, nos vimos de frente, no como en un sueño, no estaba distraído, estaba presente. Y entendí si, entendí con tu declaración que la muerte no nos anda buscando. Somos nosotros los que la buscamos. Me lo dijo. Hicimos un viaje en el tiempo y vi a mi niña con esa verdad que nunca quise reconocer ni aceptar.

Tu fuiste de las primeras que me lo dijo. Te odie por ello. Y hoy te amo, con tantos años en tu compañía, con una historia de vida juntos. Que fue tu voz la que me hace cambiar hoy del móvil porque y para que me expongo cada día y enfrento a los asesinos y secuestradores, uniéndome

a las familias que han sido tan lastimadas y atormentadas, ya son muchas a las que he apoyado. 

Tu anuncio de muerte, me regaló la vida. Entender el sabroso propósito de mi existencia y hacer la diferencia en la vida de los más que yo logré transformar. 

No te mueras, vive. Siempre sé tus pensamientos positivos que empoderan, que enamoran a apreciar la existencia. No eres tu la que habla del amor primigenio. .? Demuéstramelo.


Te amo porque se me da la gana,

Tuyo Javier Morlet

(Claudia  Yalile)


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Mi hermano de sangre Jorge


Dirijo estas líneas hoy posterior a esta sacudida del terremoto del 2017 en la CDMX , llena de dolor y lamento, que me estruja el cuerpo entero...

Por el fallecimiento de nuestro padre Salvador, solo Dios sabe cuanto vale la exigencia de la vida, que no es comprada, ni segura, ni perdura.


Lo hago llena de sentimientos encontrados, primero por que confío, algo me dice que estás vivo, con sorpresa he vivido que después de esta sacudida terrenal , estaremos en contacto directo, presente, activo y lleno de gratitud por estar vivos y unidos para el amor primigenio de nuestros viejos.


Te confieso que encontré una carta de nuestro padre. SI escuchas muy bien nuestro padre, quien me confiere la oportunidad de contactarte y compartir esta noticia y ya sabemos como éra nuestro padre... Que hoy goza de la gloria eterna . Hoy tu hermana de sangre, soy una mujér cargada de años...en mi plenitud. Peso arriba de 7O kilos y de estatura que confió seamos de la misma,,,arriba de los 1.72 centímetros..te imagino alt0, erguido. Guapo y vibrante, así como yo.


Esta es una refrescante y nueva oportunidad de compartirnos mas allá de la ausencia en nuestras vidas, y recreemos una relación nueva y resuene abiertamente como hérmanos de sangre.


te amo entrañablemente, aún y a pesar de la distancia de no conocernos, que al final nadie se conoce al 1000 por ciento,..así la vida,


Aquí cuentas conmigo. Tu hermana de sangre

Vivamos unidos el resto de nuestras vidas.


Te amo por que se me da la gana 

Tu decides?

(Claudia  Yalile)




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(Leer una semana después de navidad)

Lo lamento mucho, comprendo que no es correcto el como eh actuado contigo, aun recuerdo tu mirada juzgándome con rareza, confusión y decepción con tanta claridad, siempre la mente tanto haberme comportado con una actitud tan infantil, durante meses tras darme cuenta qué fue error mío aquel alejamiento, no podría haberte  visto  a los ojos, me dolía tanto  aceptar qué  mi inmadurez  había  arruinado uno momento importante  de esos focos  en que  esta familia destrozada se une, eras entre todas las personas en esa habitación, llena de arboles y luces artificiales, en Quien mas podía confiar, mi familiar mas cercano lejos de mi familia, esa navidad fue tan desgarradora, mie emociones se desbordaban del vaso sin poder ocultarlo no expresarlo, lo lamento tanto, espero algún día puedas  perdonar El gran error que cometí… tras esa fecha eh de admitir solo quería que me ignoraras y fueras feliz, pase años atormentándome por tal acción que, Aunque el tiempo puede haberlo llevado al olvidó, mi conciencia recuerda tan fresca la presencia del seco aire qué congeló el tiempo, la plática de los mayores que se escuchaba más lejos, las carcajadas de los más peques qué era cada vez más borrosa y en el silencio de esa noche,  a pesar de la cercanía de los presentes fue la Navidad más solitaria que pude vivir, no podré cambiar ya el pasado para desgracia mía Pero te aseguro qué no cometeré el mismo error, Por eso mismo te he pedido al inicio que no la leas hasta estar seguros que no volveremos a vernos pronto, espero que pases un gran año nuevos y que nunca más ni yo, ni nadie te haga infeliz, que cumplas todos tus deseos querida prima, prospero año nuevo.


Para mi querida Eliza

De tu primo Manuel

(Laura Cecilia Silva Díaz)



***Estas cartas son un ejercicio de ficción creado en el taller epistolar de Ana Saavedra y solo son algunas de las realizadas dentro del mismo. Para más información sobre el curso manda un email a nuestra página, estaremos encantados de responderte.



Ana Saavedra

Sígueme:

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miércoles, 16 de noviembre de 2022

Taller epistolar, Ana Saavedra Villanueva

 Buen día queridos Anaquelianos.


Desde inicios de este año he impartido talleres literarios con diversas temáticas. 

En esta aventura les compartiré el resultado de la primera sesión del taller epistolar que estoy dando. 

Esa cada vez menos usada costumbre de escribir cartas, nos remonta a historias maravillosas. Aquí una muestra. La historia de Esteban se escribe sola y los lectores podrán completar el resto. Desde luego habrá cabos sueltos y datos que no son precisos del todo. Como. la vida misma, si cambiamos de narrador el testimonio será diferente y nada les impide tergiversar la realidad. Este es pues un ejercicio lúdico que dio frutos maravillosos. Para la historia completa de Esteban, tendremos que esperar...


Gracias a todos los asistentes a este taller por su compromiso.


El destinatario de todas nuestras cartas

Esteban X... (12 años)

Huérfano habitante del orfanato "los niños del nuevo mundo" Californa, EU, 1936



 

Querido Esteban:

 

Te escribo como en otras tantas ocasiones, pero hoy, con un ánimo especial. Hoy es un gran día para ti y para todos los que te queremos, y eso me alegra mucho.

Recuerdo que desde pequeño veías las estrellas pidiendo al cielo que te enviara un papá y una mamá que te arrullaran entre sus brazos y que te dieran su calor para que te quedaras dormido por las noches. Deseabas tanto salir a pasear con tus padres, como los muchos niños que observabas con detenimiento y nostalgia cuando salíamos del orfanato a dar los paseos dominicales. También recuerdo que muchas veces llegaste a mi oficina aventando la puerta y llorando amargamente porque había aumentado en ti, alguna película que estuvieras viendo con tus amiguitos en la sala de estar, esa necesidad de tener una familia. Y yo, siempre sonriente te tomaba entre mis brazos, limpiaba tus lágrimas y te decía: “No te preocupes, mi pequeño niño, ya llegará tu momento”. Pues bien, por fin ha llegado tu momento, y el día es hoy.

Dentro de pocas horas cruzarás esa puerta y tal vez nunca más nos volveremos a ver. Tu sueño se habrá cumplido y tendrás un padre y una madre… una familia, como tantas y tantas veces lo deseaste. Sólo te pido que recuerdes especialmente algo: ¡ERES ÚNICO, ERES VALIOSO Y NADIE HAY COMO TÚ!

Habrá muchas personas en tu vida que, como aquí, se burlen de ti y te hagan bromas pesadas y desprecios; no hay necesidad de confrontarlas. Recuerda que el mundo se burla de los que no puede imitar; y en ti hay bondad y una luz inmensa que llega a muchos, y eso, sólo es de almas puras y nobles como la tuya.

También encontrarás en tu vida gente noble y de buen corazón, con quien podrás recorrer este bello camino que se llama vida. De ellos tendrás mucho que aprender, pero también, tú les podrás enseñar cosas bellas y mágicas, tan bellas y mágicas como tú. Así que, cuando encuentres un amigo, consérvalo, porque los amigos son como un bello tesoro que no todos encuentran.

Eres un niño que sueña y ríe, que canta y baila, que lee y aprende, que vive y es feliz… no hay en ti otra forma de ser. ¡Ese eres tú! ¡Esa es tu esencia! Y por más tropiezos que tengas en tu vida, levántate y sigue luchando; por más piedras que quieran detener tu camino, no lo lograrán, porque no existen barreras y los límites sólo los pones tú.

Muchas cosas bellas te esperan en este mundo nuevo que estás a punto de explorar. ¡Vívelas, disfrútalas, siéntelas, y nunca te detengas! Disfruta cada momento de tu vida; de los buenos, regocíjate, y de los malos, aprende.

Espero que el hermoso hábito de la lectura que con mucho amor te inculqué lo sigas fortaleciendo. Gracias a él has conocido hermosos lugares, has reído y has llorado con las historias que han tocado tu corazón, pero, sobre todo, has aprendido a ser tú.

Acompañando esta carta encontrarás un hermoso libro. Con él, trato de decirte que desde el día en que naciste, fuiste, eres y siempre serás especial; como pocos, has tratado de encontrar otra forma de vida a la que todos conocen, así que, como Juan Salvador Gaviota, sueña... y nunca detengas tu vuelo.

 

Con cariño,

Sari

(Virginia Galván Bautista)



Servicios infantiles




Mi entrañable Esteban,

Desde Los Ángeles California, Agosto de 1948 te quiero compartir estas líneas, que no he retrasado unos meses por falta de interés, sino porque mi deseo anhelado y lo sabes bien, es hacerte sabedor de lo que estoy viviendo y en el que siempre formas parte de mi pensamiento y de mis planes.

Nuestros planes recuerdas?

Compañeros de vida, vivimos y sufrimos juntos en el día a día, de la obscuridad, frío, rigidez, y la inocencia con crueldad de los demás compañeros. Tus tristezas eran también mías. Nuestro color de cabellos castaño nos hacía hermanos, y mi pierna unida a la tuya te fortalecía. Y ambos con la enorme necesidad tú de conocer sobre tu pasado, yo de formar parte de una familia y tenerte como hermano en ella.

Mi llegada a la familia de la que hoy formo parte en estos tiempos que vivimos y que logró superar la depresión, habiendo perdido sus trabajos en las industrias aún y a pesar del paro nacional se lograron superar, así como el cambio de presidentes, que escuchamos las noticias por la radio Roosevelt fallece y le sustituye Henry Truman. Seguramente recuerdas cómo recibimos la noticia.

Recuerdo que hacíamos una de nuestras travesuras de esas que disfrutamos, quitábamos el queso en las trampas para atrapar ratones y ups como sufrían. Terminaban tocándonos el corazón y las liberábamos para alimentarlas.

Hoy vivo en una hermosa casa de 2 pisos con ventanas pequeñas y cortinas de telas transparentes, tiene un porche de entrada donde me siento en una gran columpio colgante tipo sillón y en una mesita me sirven vasos grandes de limonada con hielo, y un platito con galletas recién horneadas, y ahí sentada me acomodo para transmitirte lo que estoy viviendo en este momento, elevo la mirada al jardín, gran jardín con árboles hermosos y frondosos con muchas flores, un espacio en donde cierro los ojos y me imagino que jugamos libremente de la crueldad y burlas de los compañeros mayores del orfanato, y que juntos sentados en esta gran silla podemos compartir más libros, tantos como los que gozamos y disfrutamos en nuestros años juntos.

Sé que debo seguir siendo paciente por tu andar un poco más lento, sin embargo siempre encontramos sincronía a nuestros pasos y en nuestros juegos. Así como te abrazaba cuando arrasaba la tormenta para protegerte, porque te decían que un día así fuiste dejado en ese lugar.

Me encantaba sorprenderte lavando tu oso de trapo que atesoras desde que te abandonaron. Mientras comparto la vida con mi nueva familia y sabiendo que económicamente están en posibilidades de recibir a una persona más a que se integre, yo estoy muy seria diciéndoles la verdad, que me haría muy feliz tener un hermano, les he hablado de ti, que en la sobremesa se sonríen conmigo de las historias que les comparto, eso me da alegría en mi corazón de saber que ellos mis padres (te confieso que mi cuerpo entero se estremece al llamarles así, sé que es de poco a poco) Paul y Margaret Lange, porque hoy soy ya Daisy Lange, y tu muy pronto serás Esteban Lange.

Ya lo verás.

No quiero, mi amado hermano y cómplice omitir una verdad, siempre nos hemos hablado con la autenticidad y las palabras como son, eso es una de las fortalezas que nos ha dado nuestras historias personales y lo vivido en el orfanato Los niños del Nuevo Mundo, casa que nos dio acogida, nos alimentó y con techo nos gustara o no, nos brindó trato digno y afectuoso.

Esto te lo digo porque también albergo mis dudas y me sacude la tristeza por no estar juntos, después de tantos años. Si elegir me pidieran para tener un hermano, con los ojos cerrados y el corazón abierto te elijo a ti. Me estremezco al pensar que mis planes no tengan eco. Pero tú y yo merecemos un futuro prometedor que nos llene de alas de libertad rodeados de amor, porque nuestra historia de nacimiento aunque nos define, y sea una huella de abandono, estamos en la libertad de elegir distinto a lo vivido.

Te mantendré informado de cada paso de avance, con esperanza y el corazón latiendo aceleradamente confío en el arribo del cartero coloque en el buzón la entrada tus líneas, confío estar conectados por este medio.

Nunca he visto tantos sentimientos y pensamientos de tras de un par de ojos verdes tan hermosos como los tuyos, ni creo que los vea jamás.

Te quiero y te extraño, tu hermana Daisy

(Claudia Yalile Guerrero)

Daisy Lange, amiga del orfanato 



Orfanato “Los Niños del Nuevo Mundo”,

 California, E.U., 30 de enero de 19??.

Estimado Esteban:

Hoy hace ocho años que llegaste a este orfanato. Mejor dicho que tu madre te dejó aquí. Entonces solamente tenías 1 año. Yo escuché fuertes llantos de bebé en la puerta de la entrada y salí a ver qué pasaba. Ahí estabas en el piso de la puerta, llorando con desesperación y agitando tus manitas, envuelto en una manta y un oso de trapo a tu lado, que seguramente habías tirado con el movimiento de tus manos. 

Supe que tu madre te había dejado aquí por la carta que encontré en el cierre de la espalda del oso de trapo. La carta escueta decía que te había dejado en la puerta del orfanato en contra de su voluntad, porque alguien la perseguía sin piedad con el fin de arrebatarte de sus brazos para hacerte daño.

No decía quién quería hacerte daño, pero pedía que la persona que te encontrara y leyera la carta, no dijera nada al respecto, que guardara el secreto de tu identidad para proteger tu vida y la de ella. Decía que confiaba en Dios que te acogieran buenas manos en el orfanato y eso la tranquilizaba un poco. Desaparecería de tu vida para no ponerte en peligro y con ese mismo fin pedía que todos ignoraran tu procedencia.

En el orfanato todos te conocen como Esteban, porque es el nombre que te pusieron el día que apareciste aquí, pero tu verdadero nombre es Pablo Ballesteros Taylor y el nombre de tu madre es Mary Taylor, así lo reveló en su carta. Pero se reservó el nombre de tu padre, sólo dijo que es un hombre malo, miembro de una mafia sudamericana muy peligrosa. Me apena decirte esto, pero creo que es mi deber hacerlo y tú necesitas saberlo.

Nunca dije nada a nadie de la existencia de la carta de tu madre, ni de su contenido, en cumplimiento de lo solicitado por ella y por tu propia seguridad.

Pero ahora que han pasado los años y ha llegado el tiempo de marcharme de este orfanato, porque llegó la hora de mi jubilación, te dejo esta carta, para que sepas la verdadera razón por la que tu madre te abandonó, y llegado el momento la puedas buscar sabiendo su nombre. Y que además, te sepas cuidar, estando enterado de que allá afuera pueden acecharte peligros. Dejo esta carta en la caja de tus zapatos porque en ese lugar solamente tú la puedes encontrar y estará a salvo de caer en manos indebidas.

Deseo de todo corazón que un día no muy lejano te reencuentres con tu madre y tengas una familia consanguínea como todos deseamos, aunque aquí, en este orfanato, siempre tendrás una familia que te acogió en sus brazos y que siempre te ha querido.

Espero volver a verte.

Roberth.

(Gil Arreola)

Robert, Conserje del orfanato



                                                                                                               7 de diciembre 1945 

California EU

Querido esteban

Me da gusto saludarte espero te encuentres bien, he querido decirte muchas cosas desde que te conocí, desde esos entonces tu corazón era tan alegre y curioso, veías tus características físicas como un reto más que como un impedimento , era increíble y fascínate estar contigo, me daba esperanza y felicidad tu presencia, muchos te dijeron que el día que te dejaron  fue un día tormentoso lleno de oscuridad, como podrás imaginarte, eso fue falso, llegaste en un día muy diferente al que te imaginas, ese día llego con mucha alegría para este orfanato  siempre abrasando a tu osito, eras  dulce y adorable  nada se te podía igualar, quería decirte lo especial que eres puesto que a veces parecías olvidarlo, temí que no pudieras recordar esos bellos momentos en los que eras el más feliz por ser tu a culpa de Kevin y sus amigos,  me entere hace semanas me dolió escucharlo pero no tanto de no haberme enterado por ti, se que hay asuntos difíciles que puede que quieras tratar solo, pero recuerda que a tu lado siempre estará alguien de confianza con quien desahogarte, te lo eh dicho te lo digo y te lo diré, eres tan especial, que es posible que logres más que cualquier otro niño en este orfanato, los libros son sabiduría, a este mundo le faltan sabios y las enfermedades y la  apariencia nunca impedirán nada, serán una ventaja en este mundo, mi corazón se enorgullece y se llena de una inmensa alegría con cada momento en el que estoy contigo, verte crecer y aprender en verdad son experiencias increíbles, no dejes de hacerlo, confía en ti mismo y se una persona de bien.

¿Recuerdas que me dijiste que había pocos libros en el orfanato? Te deje uno con ese tipo de trama que te encanta y los personajes te fascinaran, incluso puede que llegues a identificarte con alguno de ellos, es un regalo de mi parte, no tienes que regresarlo a la librería como los otros, ya es todo tuyo.

por cierto,  Daisy es una muy buena amiga, trata de no perder su compañía, personas como ella no se encuentran fácilmente, pero dile que deje de robar los panecillos de la cocina, se lo he dicho mil veces pero parece que te hace mas caso a ti que incluso a mí, es todo un caso de verdad, creo que por estas fechas la quieren adoptar, no te preocupes aun podrás tener contacto con ella, son una familia muy luchadora y que parecen que la querrán de verdad mucho, igual me encantaría que esta carta la recibieras cuando fueses un adulto o tuvieras una feliz familia que te cuide y te quiera tanto como yo amado, me despido de ti mi querido Esteban, recuerda comer bien y taparte antes de salir al frio.

Directora del orfanato

(Laura Silva  )

Directora del orfanato




California

 a 31 de Enero de 1949

Querido Esteban 

Te escribo esta carta justamente cuando haz cumplido 18 años, me hubiera gustado platicar contigo personalmente pero escapaste de casa y esa oportunidad no se pudo dar. Hace unos días conocí tu ubicación y pensé que lo mejor era escribirte en vez de presentarme ante ti. Lo que menos quiero es incomodarte, si antes no me preocupaba por tu bienestar ahora quiero hacer lo mejor para ti. Antes que nada debo decirte que entiendo las razones por las que tomaste la decisión de irte. Al principio me enoje mucho contigo, pero después te entendí y creo que en tu lugar hubiera hecho lo mismo, el tener un padre alcohólico que en vez de apoyarte te ofenda y te de golpizas sin motivo y no conforme con eso te rompa tus presiados libros, es una razón suficiente para huir. 

Esteban, mi alcoholismo me ha dejado daños irreparables en mi cuerpo. Tanto que no podré recuperarme y me estoy consumiendo poco a poco es por eso es que decidí escribirte está carta, para agradecerte la compañía que me diste en nuestro corto tiempo juntos. Me hubiera gustado que te quedarás con un mejor recuerdo de mi pero no puedo echar atrás el tiempo, aunque me gustaría, para poder hacer las cosas diferentes y que aún estuvieras conmigo. 

Cuando yo te adopte acababa de perder todo mi dinero y fue uno de los motivos por lo que no fui el mejor padre para ti, el tener todo y de repente no tener nada afectó mucho mi carácter e incremento mis vicios, pero en estos años que no hemos estado juntos pude recuperar parte de mi dinero y quiero entregártelo, ahora que voy a morir, para que puedas tener una mejor vida y poder compensar un poco todo el sufrimiento que te cause. 

Gracias Esteban por ser el mejor hijo que un padre podría desear. Cuando pienses en mi ojalá ahora ese pensamiento pueda provocar una sonrisa en tu rostro y no un dolor en el corazón. 

Ryan

(Jessica Puebla)


Ryan, padre adoptivo



California, E.U.A., 

23 de abril de 1948

Querido Esteban:

Mi corazón llora al escribirte la presente. Te conocí cuando llegaste a este lugar, aún te recuerdo: eras pequeñito y no parabas de llorar, parecía que adivinabas que tu futuro era incierto. La lluvia caía inclemente y los rayos iluminaban la oscura noche, tal vez eso te asustaba más, porque te aferrabas a tu osito de trapo y llorabas, llorabas sin parar, pero cuando la enfermera te puso en mis brazos, asustada porque estabas sumamente frío, paraste de llorar como por arte de magia.

De inmediato me cautivó tu tierna mirada, con el verde intenso de tus ojos de niño me dirigiste una larga sonrisa y entonces, me atrapaste.

Quiero decirte pequeño Esteban, que tu vida no fue fácil, las enfermedades marcaron tu infancia, pero siempre fuiste un niño con mucha vitalidad, nos alegrabas la vida con tus risas y tus cantos, también nos estresabas cuando jugabas a esconderte y pasaban horas para que decidieras asomarte, mientras tanto, habías puesto a todo el personal a buscarte. Siempre aparecías con esa gran sonrisa, que nos desarmaba y ya ni siquiera te reprendíamos.

Siempre, en cada enfermedad que te atacó, fuiste vencedor, incluso cuando te dio poliomielitis. Todos estuvimos pendientes de tu cuidado, nos sorprendía siempre la fuerza con la que te has aferrado a la vida. La huella de ese terrible mal, te ha marcado para bien, porque antes de sufrir porque ahora caminas con dificultad, con una serenidad que tal vez muchas personas adultas no tendrían, tu aceptaste tu destino.

Ya desde entonces, yo acariciaba la idea de compartir mi vida contigo, te imaginaba corriendo por mi casa, soñaba con enseñarte a pescar, con llevarte a la escuela. Inicié los trámites para adoptarte, pero quiero decirte que enfrascado como he estado, siempre en el trabajo, no me ocupé de conquistar el corazón de una mujer con la cual formar una familia. No entiendo la tiranía de nuestras leyes, yo anhelando brindarle a un pequeño niño, todo el amor del que soy capaz y no contar con una esposa me ha negado esa posibilidad.

Sabes muy bien, que aunque las leyes de nuestro país nos negó el derecho de ser padre e hijo, yo te he dado siempre ese trato, sin embargo, hoy, te escribo esta carta para despedirme, cuando la leas seguramente yo ya estaré muy lejos de aquí, no soporto la idea de verte a la cara para decirte adiós. Desde hace algún tiempo me he sentido muy agotado, con mucho cansancio y presentía que algo anormal se anidaba en mi cuerpo. Ayer me entregaron los resultados de los últimos análisis que me practiqué y el diagnóstico no es halagüeño, solo me quedan unas semanas de vida, quizá algunos meses.

Por eso es que he tomado la decisión de marcharme, pero antes quiero que sepas cuanto te amo, pero el gran Creador me llama y es algo que no puedo aceptar, me duele el alma no verte más, pero no quiero que sufras viendo como poco a poco, este hombre que tanto te ama, se va consumiendo cada día.

Querido Esteban: te dejo mis bendiciones y también los bienes que en esta época, seguro estoy te serán de gran utilidad, en breve, un abogado se presentará junto con esta carta. No me odies por ser tan cobarde y huir de ti sin despedirme, pero quiero que estés seguro, que te amaré hasta el infinito.

Te acompaño esta fotografía para que recuerdes siempre que desde donde me encuentre, yo te seguiré cuidando.

Dr. William Davis Miller.

(Josabeth Barragán)


Médico del orfanato

 
17 October 1936
De: Odette Zeller 
Para: Esteban Zeller

Es después de tantos años que yo te logro encontrar. Años después de que nuestra madre nos obligase a separar caminos. Probablemente tú no recuerdes, pero yo no tengo manera o forma de olvidar esa sonrisa tuya, esos ojos alegres, yo soy tu hermana mayor, mi nombre es Odette.
Es gracias a una conocida en los servicios infantiles que después de tanto trabajo logró localizar tu nombre. Lamento haber tratado tantos años. Lograr sobrevivir tras esta depresión económica ha sido un reto para todos nosotros. Pero ya tenemos la oportunidad de encontrarnos, y creo yo tendrás muchas preguntas.
Pero eso está bien, tendremos todo el tiempo del mundo para platicar una vez alcance yo a llegar al orfanato. Es muy probable que esta carta llegue antes que mi persona, con eso de que el servicio postal es ahora “muy bueno”. Pediré tu paciencia.
Tengo entendido que nuestra madre dejo varias pertenencias a tu nombre; si logras hacerte de ellas para cuando llegue, eso nos dará la posibilidad de empezar una nueva vida juntos sin mayores inconvenientes. Oh, hermano mío, extraño tu sonrisa. Tantas cosas que contarte y tan poco espacio en el papel.
Abigail, la chica de los servicios sociales, me ha dicho que si vas con el conserje de tu orfanato ( quien se encarga de guardar las pertenencias de los niños hasta que tengan edad de reclamarlas ), o con la misma directora, lo podrás resolver todo.
Mi corazón late de emoción y alegría tras el pensamiento de poder verte de nuevo. Cuídate mucho y espera mi llegada.
Con cariño,
Tu hermana Odette
(Sofía Romo)

Hermana consanguinea de Esteban


Mamá de Esteban




Gracias por la compañía


Ana Saavedra Villanueva

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viernes, 26 de agosto de 2022

Un todo de teorías, Aventuras de una mamá lectora

 “La juventud de un ser no se mide por los años que tiene, sino por la curiosidad que almacena”

Salvador Paniker



 

Mis queridos Anaquelianos como siempre es un verdadero privilegio encontrarlos nuevamente en nuestro rincón de letras, historias y aventuras. Realizaré nuestra clásica pregunta para tomarnos de la mano y adentrarnos en un nuevo mundo a través de las páginas de un libro. 

¿Existe algún texto que hayan tenido muchas ganas de leer, y cuándo lo leyeron lo disfrutaron enormemente pero no le entendieron nada al terminarlo?

Bueno, ese fue mi caso. 

Permítame explicarme, no piensen que se me han zafado los tornillos que sujetan las ideas en mi cabeza, al contrario, creo que les di una pequeña ajustada con el libro que les comento.

La teoría del todo. El origen y el destino del Universo de Stephen W. Hawking siempre estuvo en mi lista de deseos, pero por alguna extraña razón nunca tuve el valor para empezar a leerlo. Me sentía cual molécula orbitando la galaxia, mi mente no podría albergar tanto conocimiento si abría sus páginas y tampoco quería sentirme derrotada por un libro, así que lo fui dejando de lado, más nunca olvidado. 

Recientemente sufrí un ataque de valor impulsivo, -aún no encuentro la causa de semejante acción- y me decidí a leerlo. Pude armarme con toda la valentía que fui capaz de encontrar adentro de una taza de té verde acompañada con un trozo de pastel de chocolate y me senté en mi rincón favorito a empezar a leer.




 
Habían pasado veinte páginas en un abrir y cerrar de ojos, estaba cautivada, el libro me había atrapado.

Cual sucede con este tipo de situaciones, entre más me adentraba en el texto, más notas tomaba y buscaba numerosas referencias, llegó un momento en que tuve alrededor de tres libros diferentes abiertos, los cuales leía simultáneamente. También mi querido amigo Google, me acompañaba en esta jornada sugiriéndome sutilmente artículos relacionados al tema. A veces pienso que me espía. 

 

“Según la teoría de la relatividad general de Einstein, cualquier persona suficientemente atolondrada para meterse dentro de un agujero negro estaría perdida para siempre”

 

Y, a decir verdad, así fue. Me introduje en un agujero negro lleno de datos que hacían volar mi imaginación y la paciencia de mi marido; ya que a cada momento le cuestionaba: “Oye, ¿qué pasaría si la gravedad de la tierra dejara de funcionar por un segundo?” “¿Te acuerdas del documental que vimos la semana pasada, sabías que fue basado en la plática que dio mi amigo Stephen hace algunos años?” “¿Cómo podemos medir la trayectoria de la luz si ésta se curva por la gravedad?” Cuando realicé la última pregunta por respuesta fue que recibí un almohadazo, entonces lo comprendí, estaba dentro del agujero negro. Ya no saldría de allí siendo la misma.

 

“Para entender lo que uno vería si estuviese observando el colapso de una estrella para formar un agujero negro, hay que recordar que en la teoría de la relatividad no hay tiempo absoluto. Cada observador tiene su propia medida del tiempo”

 

Los momentos que pasaba entre las páginas de este libro me parecían minúsculos, encontraba cualquier pretexto para sentarme a leer, “cinco minutos nada más” me mentía a mí misma, para descubrirme una hora después con que la lavadora ya había terminado su ciclo y la hora de la comida había llegado. Valentina pacientemente me decía. “¿Ya terminaste de leer ahora mamá? Mejor lee en la noche para que podamos jugar a las muñecas”. Ante tal petición no podía negarme. Cerraba las portadas muy lentamente y me sentaba bajo la mesa de la cocina a ser la muñeca en turno, pero en mi mente seguían las ideas dando vueltas e imaginando una y mil historias acerca del origen del universo.

 

“Como cualquier teoría científica, puede ser propuesta inicialmente por razones estéticas o metafísicas, pero la prueba real es que haga predicciones que estén de acuerdo con las observaciones” 

 

Siempre me ha gustado una frase que leí por allí: Somos polvo de estrellas de Carl Sagan, y esta lectura sólo vino a confirmar lo que dentro de mi alma yo ya intuía. Somos parte del universo, cada acto surgió de tal manera que propició nuestra vida en este planeta en nuestra galaxia. Si se hubiera cambiado cualquier detalle por pequeño que fuera, tal vez un grado más de temperatura al inicio del Big Bang, o un segundo más tarde la explosión primordial hoy no estaríamos aquí, ustedes leyéndome y yo pensando en ustedes mientras escribo.

Cada acto por pequeño que parezca es realmente importante y tiene una función, desde el inicio del universo hasta el día de hoy todo lo que ha sucedido tiene un propósito, y ese propósito es nuestra misión de vida. Todos somos importantes, todos somos necesarios en este universo lleno de estrellas.

 

“En otras palabras la singularidad siempre yace en su futuro y nunca en su pasado”

 

Mientras pasaba cada página y leía toda la información que se me presentaba ante mis ojos no podía evitar pensar en cosas más allá de la Física Cuántica o de Partículas, cada explicación que se me mostraba sobre una teoría me hacía pensar en el paralelismo que hay en nuestra vida, aunque no lo visualicemos a simple vista. Valentina siendo mi primera maestra, ya que siempre me ha enseñado cosas de mí que nunca creí poseer. Soy una persona muy diferente por ella y para ella. Se podría decir que mi vida está llena de singularidades y si ustedes pudieran echar un vistazo a mi pasado no podrían reconocer a la persona que ahora les escribe estas letras.

 

“Sin embargo, parece ser que el principio de incertidumbre es una característica fundamental del universo que vivimos”

 

Ahora si me preguntan mis queridos Anaquelianos, que fue lo que entendí de este libro, les diría con total honestidad y una amplia sonrisa que NADA. Así como lo están leyendo, porque si me consultan sobre las teorías acerca de la expansión del universo, o como es que funcionan los agujeros negros o inclusive sobre la dirección del tiempo, no podría darles un dato exacto o correcto, lo que sí podría comentar son varias divagaciones acerca del tema en cuestión y mencionar varias fuentes bibliográficas mezcladas con ideas propias. Pero, lo que sí podría hacer, es comentarles como este libro me abrió la mente a nuevas ideas, me mostró lugares que nunca habría podido concebir por mí misma, me dio un sentido de pertenencia en medio de la abundante soledad que nos pareciera mostrar el universo. Me dio la capacidad de imaginar y soñar.

 




Me despido mis queridos Anaquelianos, como lo hago siempre, con un deseo desde lo más profundo de mi corazón: que puedan encontrarse con un libro que les abra las puertas de la imaginación y la curiosidad los atrape entre sus páginas, mientras tanto yo trataré de enviar los trastes de la cena por el agujero negro que se ha creado en la cocina.

 

Erika C.