viernes, 17 de septiembre de 2021

Aventuras de una mamá lectora "A las niñas rebeldes les gustan los pancakes"





Queridos Anaquelianos una vez más nos encontramos para compartir un momento juntos. Gracias por el privilegio que me otorgan al acompañarme nuevamente en mis aventuras al lado de mi pequeña Valentina.

 

¡Mamá ya tenemos colores! Me dice con una voz tan dulce mi despertador de cabellos alborotados al abrir mis ojos a la fuerza, que la verdad no puedo sentirme molesta por no poder pasar unos momentos más enredada entre mis sábanas. Sale brincando de mi cuarto, cantando una canción que no puedo descifrar, aún estoy en mis sueños y no se si soñé que ella me despertó o si en verdad me levanté de la cama. Cuando me estoy lavando la cara entra al baño azotando la puerta y gritando llena de júbilo:


   ¡Papá me dijo que hoy es sábado! ¡Vamos a cocinar Pancakes!

Y como lo dicta la tradición, cada sábado he de entrar a la cocina, tomar mi delantal y ajustarlo, buscar mi teléfono y poner algo de música. Acto seguido busco la cacerola blanca y la pongo en la mesa, me dirijo a la alacena y empiezo la pesquisa por los ingredientes para realizar dicho platillo. Así han empezado los sábados desde hace mucho tiempo…

 

Ahora tengo una ayudante y si soy honesta con ustedes lo disfruto tanto como llego a sufrirlo; se preguntarán el por que, aquí un pequeño relato de lo sucedido:





—¡Mamá yo mezclo la harina!

¡No! Grito mientras llegó apresurada a la mesa con la botella de leche en la mano, y es que en más de una ocasión, mi descuido ha provocado una capa de polvo blanco por el piso, la mesa, las sillas… bueno ustedes me entienden, ¿verdad? 

Mamá, ¡yo te ayudo a quebrar los huevos!

Eso lo hago yo, corazón chiquito— le digo mientras le quito de cada manita un huevo, evitando una catástrofe mayor.

—Mamá, ¿puedo mezclar yo la masa? 

—Si mi amor, pero por favor no la comas, aún no está cocinada.

Y toda esta escena transcurre al ritmo de la música, mientras mi marido nos mira de reojo, sonriendo y con Valentina aderezando cada instante.

Mamá ¿ y si hoy hacemos los pancakes de los colores del universo?— me dice mientras se dirige a la alacena, ella sabe dónde están las pinturas comestibles.


Yo camino rápidamente alcanzándola y tomando los colorantes antes que ella, es mejor que lo haga yo, una camiseta con manchas azules después, entendí que no era tan fácil como lo hacían ver en las películas; un adulto en crecimiento en la cocina es un peligro constante.

 

Hemos terminado nuestro desayuno y estamos descansando en la mesa mientras los trastes me miran de reojo preguntándome cuando he de lavarlos. Yo haciendo caso omiso de sus sutiles sugerencias me voy a la sala y tomo un libro, invito a Valentina a sentarse junto a mí para que me acompañe a leer, después de todo es sábado y el tiempo transcurre a otro ritmo en un día como hoy.



 


Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes de Elena Favilli y Francesca Cavallo llegó a mi por serendipia, fue una manera del universo de darme inspiración cuando más lo necesitaba, cuando reafirmar el valor en mi misma era más que una necesidad; sobre todo porque Valentina observa ms acciones y actitudes; y mi deber es enseñarle que cuando necesitamos ayuda debemos abrir los ojos y observar a quienes ya subieron la montaña antes que nosotros, para aprender de sus errores y dejarnos iluminar por sus triunfos. 

Este libro nos cuenta las historias de mujeres extraordinarias a manera de cuentos infantiles. Empezamos por leer la historia de una niña llamada Amelia Earhart y su avión llamado Canario, después la de Ann Makosinski y su invento La Linterna Hueca. También la historia de Eufrosina Cruz que nos enseña: “Cuando una mujer decide cambiar todo a su alrededor cambia también” O la de Harriet Tubman diciendo: “Le rogué a Dios que me hiciera fuerte y capaz de luchar. Y eso es lo que he seguido rogando desde entonces”.

 

Este libro me ha recordado las historias de mujeres que han hecho posible la vida que hoy tenemos nosotras y me ha enseñado la de muchas más que no conocía pero que ahora me he dedicado a investigar gracias a estos pequeños cuentos. Valentina está aprendiendo de estos testimonios de vida para que cuando sea su turno de pisar este mundo por sí sola, tenga la confianza necesaria en sí misma y en sus capacidades y talentos, también para que entienda que cada fracaso no es más que un aprendizaje y una oportunidad de volver a intentarlo siendo más sabia. 

 

Gracias por acompañarme, les deseo que sus días se llenen de regalos inspiradores fortuitos y de costumbres deliciosas que les hagan sentir los más afortunados del mundo.

 

Erika Castillo

 

 

martes, 14 de septiembre de 2021

Mystic River de Dennis Lehane

 




Biografía de Dennis Lehane



Autor americano, Dennis Lehane nació en 1966 en Boston, Massachusetts, más concretamente en Dorchester.

Este suburbio le sirvió de inspiración para muchas de sus obras, situadas en ambientes urbanos de carácter popular. Debido a su ascendencia irlandesa, ha hecho hincapié en este hecho en sus novelas, en las que los inmigrantes de origen irlandés, altamente influidos por la religión católica, suelen ser los protagonistas.




Mystic River de Dennis Lehane.


Mystic River de Dennis Lehane



Sinopsis:



Nunca dejes que nadie se suba al coche de un extraño. Aunque diga que es policía. Jimmy, Sean y Dave lo aprendieron demasiado tarde. Eran tres amigos, tres niños, que una tarde jugaban al beisbol en Boston. Un coche se detuvo. Y uno, podría haber sido cualquier de ellos, fue secuestrado. Regresará, pero Dave ya no será el mismo. Es un juguete roto. Veinticinco años después, la pesadilla se repite. La hija de Jimmy de 19 años es violada y asesinada. Sean, que se ha convertido ahora él en policía del Departamento de Homicidios, deberá investigar el caso. Dave regresa esa noche a su casa lleno de sangre. El reencuentro no será cómo habían imaginado: un policía violento, un padre que quiere venganza, un sospechoso denunciado por su propia mujer. Y la memoria de otro día, veinticinco años atrás, un coche y un sótano lleno de fantasmas y horror. No, no puede haber sido él. La novela que Dennis Lehane le regaló a Clint Eastwood, implacable y extraordinaria, un inquietante relato que trata de la amistad, la familia, la pérdida de la inocencia y la culpa. Con ella, Lehane se convirtió en un autor de culto para los lectores de novela negra de todo el mundo.



Opinión personal:

Buenísimo, me ha encantado. Desde el primer momento tiene algo que te atrapa, y no es solo por la curiosidad de la peli, es porque es bueno de verdad.
No se le puede poner ninguna pega. Una gran historia, dónde está ambientada, cómo se desarrolla, y sobre sus tres protagonistas: Sean, Jimmy y Dave, cómo se desarrollan sus vidas desde que a los once años y cómo de forma casual y dramática sus vidas vuelven a unirse... aunque no sea de la mejor de las maneras. La única pega que le veo es haber visto tantas veces la peli antes de leer el libro. 
Es un libro rápido y fácil de leer, y también me ha sorprendido mucho, que ha pesar de estar lleno de aclaraciones y descripciones, en ningún momento frenan la historia, aparte de que gustan, y además, sirven para entender mucho mejor a los protagonistas.
El final me ha encantado, aunque es muy duro y frío, pero era algo que ya esperaba.
Entre el eterno debate de sí es mejor el libro o la peli, la peli me encanta. Tiene un director top y unos protagonistas de 10.
Pero me quedo con el libro. Es verdad que la peli es 100% fiel, pero el libro te describe mejor a sus personajes, sus pensamientos e inquietudes, su personalidad, y eso hace que te impliques más en su lectura. Pero tanto libro como peli son descomunales. 



Juan Nieto


viernes, 3 de septiembre de 2021

Las aventuras de una mamá lectora, negociando la sombra del viento

 




La situación era complicada, el miedo ahogaba los suspiros de los agentes del escuadrón de crisis, su frente estaba cubierta de sudor frío, cualquier decisión que se tomara en este momento marcaría el rumbo, podría ser un éxito o esperar lo peor. El comandante se pone de pie, su semblante está preocupado, con voz ronca dice:

—Agente, necesitamos una mano experta para manejar ésta situación, ya sabe que hacer…

El agente toma el teléfono, su mano tiembla, presiona un número, se escucha la línea…

—Mamá de Valentina, la necesitamos para que nos ayude a negociar una situación de crisis…

 

 

Queridos Anaquelianos, gracias por compartir una vez más su tiempo conmigo a través de estas letras que narran mis aventuras en esto que se llama vida. Lo que acaban de leer es lo que me gusta pensar que está sucediendo; recordando a mi buen amigo Gabriel García Márquez: 

“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y como la recuerda para contarla”.

 En realidad, las cosas estaban así:

Valentina estaba sentada con su tazón de color rosa con dibujos de princesas en la mano; éste es el exclusivo para comer helado, no el de estrellas ni el de la ratoncita con moños de lunares, las mamás que me leen saben a lo que me refiero y la crisis que se avecina cuando no está disponible dicho artilugio de cocina. Con su mirada fija y sin titubear me dice:

Mamá me das más helado, por favor.

No creo que tengas espacio en tu barriga después de todo lo que acabas de comer, ¿qué te parece si lo dejamos para más tarde?

—¿Qué no sabes mamá que el helado al entrar en mi barriga se derretirá y entrara por todos los espacios vacíos que la comida dejó? Por lo tanto, no te preocupes creo que si puedo comer más helado.

¿Cómo puedes rebatir a esa lógica innegable?

 

Así los días en mi haber, ninguna materia en la escuela me pudo haber preparado para las tácticas de negociación que tengo que desarrollar cada día, para no caer presa de mi pequeña terrorista de cabellos rizados que alegra mi existir. 





 

Estos días caí presa del libro: La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón. He estado viviendo en el Cementerio de los Libros Olvidados, buscando al escurridizo Julián Carax. Aunque tengo que ser sincera con ustedes, no tengo el libro sino el archivo PDF que mi papá me envió por correo hace varios días. En una plática con él por teléfono me dijo de un libro muy interesante que estaba leyendo y me preguntó si quería leerlo yo también. Acto seguido la alarma de correos sonó en mi teléfono. Mi papá es todo un cibernauta. Dos días después que me lo envió me llama para saber como voy con el libro, a lo que le contesto que no he tenido mucha oportunidad de leerlo, la vida no me había dado muchos espacios para perderme en un mundo nuevo desde el sillón de mi casa. Él me comenta que ya va en la página sesenta y que está muy metido en la historia. Por lo que me entra la curiosidad y decido echarle un vistazo mientras mi querida pequeña está jugando a brincar como conejo por toda la casa. Confieso que no estaba muy animada a “leer un libro” desde el teléfono; llámenme anticuada, pero nada se compara a la sensación de poder tocar las páginas, además un libro es más fácil de leer porque no se le acaba la batería y no molesta con su luz al marido cuando duerme. Bueno pues aquí me tienen imaginándome a la maliciosa Clara (no diré más para quien no ha leído el libro aún) diciéndole a Daniel:

Éste es un mundo de sombras y la magia es un bien escaso” Nunca sentí tan verdaderas esas palabras hasta el día de hoy que observo a Valentina brincando y riendo sólo porque la pelota ha botado y tirado todas las muñecas de su castillo. La magia habita entre nosotros, sólo que a veces se nos pierde entre obligaciones y preocupaciones del día a día.

 






Mamá ya deja ese teléfono, no debes estar mirándolo tanto tiempo. Debes hacer cosas más productivas— me dice Valentina imitando perfectamente mi tono de voz.

Esto no cuenta como tiempo de jugar con el teléfono, estoy leyendo un libro— digo en mi defensa

No mamá el teléfono no debe de usarse todo el día, es sólo para cosas importantes— me replica poniendo la mano en su cintura exactamente como yo lo haría.

 

En voz de Daniel Sempere: “Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo” y no puedo más que darle la razón.

 

Así que ahora estoy jugando con mi princesa al salón de belleza, pero en mi cabeza el Cementerio de los Libros Perdidos no deja de llamarme…

 

¿Alguien de ustedes conoce alguna táctica de negociación que me ayude con mi pequeña inspectora de tiempos de uso de teléfono, para que yo pueda terminar de leer el libro?

 

Les deseo un día lleno de letras mágicas y de tazones llenos de helado.

 

Erika C.