viernes, 14 de enero de 2022

Aventuras de una mamá lectora, Abriendo presentes en Navidad

 “El amor es el espacio y el tiempo medido por el corazón”.

Marcel Proust


¡Mis queridos Anaquelianos estamos en el 2022! Quien lo diría, ¡estamos viviendo en el futuro!

Espero que las fiestas decembrinas los hayan dejado colmados de muchos recuerdos llenos de luz y cobijados por el amor, por supuesto también confío en  que varios libros se hayan añadido a su biblioteca.

Estas fiestas son el motivo perfecto para dejarse “apapachar” —me encanta esta palabra que tiene su origen en la lengua Nahualt, cuyo significado es “acariciar con el alma”— dejando de lado muchas de las rutinas que conforman nuestro diario existir. Claro que si le preguntan a cualquier ama de casa las fechas de Diciembre la hacen temblar; necesitamos preparar los regalos navideños con antelación meticulosa, organizar la cena de Noche Buena y tomar en consideración que al tío no le gusta el puré de papas, al abuelo le hace daño la cebolla morada y al marido no le gustan los guisantes. Así que organizar la cena se convierte en una estrategia militar cuidadosamente planeada, ejecutada y llevada a cabo. Que decir de los postres que toman a veces días para prepararse y desaparecen en un pestañeo. Creo que debería existir un día especial para todas esas mujeres que regalan su tiempo, su trabajo y su alma creando momentos inolvidables alrededor de un árbol navideño, donde se les regale un libro acompañado de calcetines suavecitos y tazas de chocolate caliente que aparezcan magicamente hasta que el sol se haya despedido o el libro haya llegado a su fin. Deberiamos promulgar una ley, ¿no les parece queridos Anaquelianos?

Permitanme compartirles que a Valentina le fue muy bien con la visita del hombre de barba blanca y traje rojo, al parecer empezaron a establecer correspondencia escrita, ya que una carta magicamente apareció en el árbol; por supuesto ha sido leída y releída en contables ocasiones, puedo decirles que he memorizado las palabras tanto como si yo misma las hubiera escrito, ¿extraño, verdad? Creo que una nueva tradición esta naciendo para mi pequeña angelita ruidosa de cabellos rizados. 


A veces es bueno esperar, yo diré, la anticipación lo hace más divertido cuando llegas.

Le repetí esta frase a mi niña cuando yo “intentaba” leer mientras ella jugaba con sus nuevas amigas que recién salían de sus cajas la mañana de Navidad. No recuerdo como llegó a mis manos este libro, pero creánme, ha capturado mi atención en mil maneras, La historia de tu vida de Ted Chiang ha hecho que me planteé muchísimas preguntas y acosar a mi marido con tantas hipótesis que cada vez que él me mira pensativa, sale corriendo bajo cualquier pretexto con tal de no tener que escuchar mis teorías al estilo  Stephen Hawking.


En esa etapa de tu vida, no habrá pasado ni futuro para ti, hasta que te dé mi pecho, no tendrás memoria de satisfacción en el pasado ni expectativa de alivio en el futuro. Una vez que comiences a ser amamantada, todo se revertirá y estará bien con el mundo. AHORA es el único momento que percibirás; vivirás en tiempo presente. En muchos sentidos, es un estado envidiable.

 Menciona la doctora Louise Banks en una de sus memorias futuras. Vivir en el AHORA, es todo un reto sobre todo cuando el mundo te llena de situaciones que amenazan tu paz mental.

—Mamá ¡escúchame!— me dice una vocecita mientras levanto papeles de la mesa.

—Estoy escuchando—le contesto por inercia.

—No, así no mamá, escúchame con los ojos…

Esas palabras me dejaron helada, nunca lo había visto así, Valentina me pide que le ponga atención, que este presente para ella, que este en el AHORA.

Así que dejo todo lo que estaba haciendo y me siento en el piso a escuchar la historia de cómo la muñeca se ha torcido un pie y es necesario que llamemos a la ambulancia, a lo cual me toca hacer los efectos de sonido durante el trayecto.


Todo ese fin de semana, mientras me presentas a tus compañeros de clase y abrazas a todos incesantemente, estaré casi muda de asombro.  No puedo creer que tú, una mujer adulta más alta que yo y lo suficientemente hermosa como para hacer que me duela el corazón, seas la misma niña que solía levantar del suelo para que pudieras llegar a la fuente de agua potable, la misma niña que solía salir de mi habitación envuelta en un vestido y un sombrero y cuatro bufandas de mi armario.

Es un privilegio que la vida me ha dado el ver como Valentina crece, llena de energía, alegría y opiniones que me hace saber a lo largo del día por medio de pláticas incesantes o rebatiendo con frases muy elocuentes a lo que no le gusta en ese momento. La vida se pasa rápidamente, no hace tanto tenía en mis brazos una beba regordeta que pedía a todo pulmón ser alimentada y ahora tengo una adolescente en formación utilizando mis maquillajes mientras imita mis movimientos al hablar por teléfono. Tengo que recordarme a mi misma cada día, que puede ser la última vez que escuche una plática con sus amigos imaginarios por debajo de la cama, o encuentre juguetes en los lugares más insospechados; sólo tengo el AHORA.





Pasaré un dedo sobre tu vientre, maravillándome de la extraña suavidad de tu piel, preguntándome si la seda desgastaría tu cuerpo como una arpilla. Entonces te moverás, retorciendo tu cuerpo mientras asomas las piernas una a la vez, y reconoceré el gesto como uno que había sentido que haces dentro de mí, muchas veces. Así que eso es lo que parece. Me sentiré eufórica ante esta evidencia de un vínculo único de madre e hija, esta certeza de que tú eres la que llevé en mi vientre. Incluso si nunca te hubiera visto, podría escogerte de un mar de bebés: Esa no. No, ella tampoco, Espera, esa de allá. Sí, esa es ella, ella es mía.

Hemos jugado todo el día, mis piernas están entumidas de haber pasado tanto tiempo como pretzel, pero he sido participe de su mundo, he vivido en el AHORA. Mi marido interrumpe nuestros juegos pidiendo más recalentado, Valentina y yo sonreimos mientras nos levantamos corriendo a lavarnos las manos.


Anaquelianos, aquí me despido, agradeciéndoles con el alma que me acompañen en nuestras aventuras por la vida. Les deseo que todos sus deseos se cumplan y sus metas se realicen en este año que comienza, pero sobre todo espero que encuentren un libro que los “apapache” y les regale muchos presentes llenos de AHORA.


Erika C. 




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