miércoles, 13 de mayo de 2015

El Rapto del Cisne

Título Original: The Swan Thieves
Autora: Elizabeth Kostova
Género: Romántico
Fecha: 2010
Traductora al Español: Martha Torrent López de Lamadrid
Editorial: Umbriel
Páginas: 637
ISBN: 978-84-89367-85-2

Imagínense esto: Están en la fabulosa Galería Nacional de Arte en Washington, DC., se encuentran en la sala que contiene la colección de pinturas del siglo XIX, de repente hay un alboroto y un hombre entra en la sala con un cuchillo y se dirige a una de las pinturas, ¡qué horror! ¡Está a punto de acuchillar el retrato de una Hermosa mujer y un cisne! Para fortuna de la gente que se encuentra disfrutando de la visita un guardia de seguridad hace su trabajo y puede detener al desquiciado mental que intentaba cometer semejante atrocidad. Cuando la policía llega para apresar al individuo del cuchillo, lo único que dice para justificar su acción barbárica es: "lo hice por ella", de ahí en adelante no vuelve a pronunciar palabra.

Pero, ¿quién es este desquiciado mental? ¿Cómo se atreve a semejante barbaridad? La pintura que se salva de ser masacrada se titula Leda, y ¿eso qué es? pues bueno, esta imagen representa a Leda una Hermosa mujer que es seducida por Zeus - una de tantas - en forma de cisne, algo zoofílico el asunto.

Pues bien, Elizabeth Kostova decidió que sería el inicio perfecto para su segunda novela titulada "El Rapto del Cisne", una novela romántica que al igual que su libro anterior "La Historiadora" relata en épocas diferentes tres historias ligadas entre sí.

El hombre con el cuchillo es uno de los protagonistas de la historia, su nombre es Robert Oliver y después de hacer su dramática entrada, es llevado invariablemente a una institución mental. Robert es un pintor digamos de renombre, ha salido en revistas de arte y es conocido en el mundo que se desarrolla alrededor de la pintura, pero ¿qué fue lo que lo llevó a cometer tal acto? Pues de eso trata precisamente la historia.

Robert es atendido en el hospital por un amable psiquiatra de nombre Andrew Marlow, quien está decidido en hacer hablar a Robert y entender el porqué de su agresividad. La habitación de Robert en el hospital está llena de cuadros y bocetos los cuales hace gracias a la amabilidad de su médico tratante Andrew, quien es también pintor, amateur, pero a fin de cuentas pintor, y le ha facilitado toda una gama de utensilios de pintura para que Robert sea lo más feliz que pueda pintando únicamente a una sola mujer de mil y una formas, se formula entonces otra pregunta ¿quién es esta misteriosa dama?


Conforme la historia avanza nos damos cuenta que esta mujer es la causante de todos los problemas de Robert y le traerá también muchos problemas a su pobre psiquiatra, quien está convencido de poderlo hacer hablar. El interés de Andrew pasa de mero doctor - paciente a algo muy personal, algo que lo obsesiona y lo hará viajar, conocer gente y por supuesto volver a pintar. Robert carga siempre consigo un paquete de cartas del siglo XIX escritas entre una pintora de la época llamada Beatrice de Clerval Vignot y por el tío de su esposo, quien por mera casualidad ¡también es pintor!

Kostova narra como ella sabe la historia de Robert Oliver mientras se encuentra recluido, su vida como pintor, con su familia, como es que llega a enamorarse de una mujer que vivió hace casi 200 años y como es que influyo en su matrimonio y en la relación con su pareja después de su matrimonio. Nos narra también por supuesto a través de las cartas la vida de Beatrice y como se enamora poco a poco de un hombre mucho más maduro que ella, como progresa en su carrera de pintora, y por supuesto nos cuenta el via crusis del pobre psiquiatra obsesionado por saber, por pintar y por descubrir. 

Es una historia bonita, y si eres alguien a quien le gusta pintar probablemente la encuentres mucho más atractiva.

La autora definitivamente mantiene el interés por responder a todas las interrogantes que te plantea la historia, pero hay algunos momentos en que las descripciones se vuelven tediosas - especialmente las de las pinturas - y las obsesiones de los personajes son algo exageradas. La tozudez de Robert Oliver de no querer hablar llega a desesperarte un poco y ese amor enfermizo por una persona que no conoció y que merma por completo sus relaciones personales con gente que sí está viva es un tanto excesivo. La aventura del Dr. Marlow para intentar curar a su paciente se vuelve una manía, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar para ayudar a un enfermo? De hecho dudas que esté en realidad enfermo, más bien terminas odiando al fulano por ser tan increíblemente egoísta, ingrato y obstinado, que afán de querer arruinarle la vida a las personas a su alrededor, quienes obviamente lo quieren, pero él por causa de su amor platónico (más bien imposible), evita a toda costa. La historia que más me gusto fue la de Beatrice de Clerval, toda su pasión, sus ganas de vivir, su talento y amor a la vida es contagioso.  

Lectora asidua del género romántico no lo soy, pero tengo que aceptar que hay pasajes, diálogos y descripciones que me sacaron uno que otro suspiro aunque debo de admitir también que "La Historiadora" es por mucho, mejor novela que ésta en cuanto a muchos aspectos. Es una historia llena de detalles románticos sin llegar a ser melosa, pero a mi muy personal punto de vista, sin dejar de admitir que me gusto, le hace falta un toque fantástico pero... eso es debido a mi interés particular en dicho género. ¿La volvería a leer? Muy probablemente sí, para odiar más a Robert Oliver.


Una cita:


"Pero más tarde, cuando se sienta sola en su galería intentando simplificarlo todo, el beso
vuelve a ella, llenando el aire que la rodea. Impregna los ventanales, la moqueta, los pliegues de su vestido, las páginas de su libro. 'te ruego que comprendas que te respeto y te amo'. Ella no puede borrar el beso. A la mañana siguiente ya no quiere borrarlo. No quiere herir a nadie, no le hará daño a nadie, pero quiere conservar ese momento en el recuerdo mientras pueda"















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