Encontré este librito en la Feria Internacional del Libro del año pasado, es publicado por la editorial Libros del Zorro Rojo e ilustrado por el argentino Santiago Caruso. Había también otro libro de "El Horror de Dunwich" de H.P. Lovecraft del mismo ilustrador, sin embargo al tener y haber leído ya este cuento de terror en anteriores ocasiones, opté por comprar algo nuevo.
Erzebeth Bathory (1560 - 1614) fue una aristócrata húngara, quién ha sido fuente de inspiración para infinidad de obras literarias, películas, documentales, música, teatro y hasta para juegos de rol y juegos de video. No es de extrañarse que un sin número de autores y autoras la tomen como personaje principal de sus obras, como es en este caso, el de la poetiza argentina Alejandra Pizarnik.
Alejandra fue una pobre alma atormentada. Hija de inmigrantes rusos y eslovacos, hablaba el español con un marcado acento europeo, era tartamuda, tenía graves problemas de acné y una tendencia a subir de peso, ¿algo más? depresión, lo cual la llevo a hacerse adicta a las anfetaminas.
Dejó como legado una gran variedad de poemas, cuyos temas principales eran la infancia, la soledad, el dolor y sobre todo la muerte.
La única prosa que escribió fue en 1971 sobre la vida de Erzebeth titulada "La Condesa Sangrienta".
Es un libro pequeño de apenas unas 50 páginas, pero Alejandra describe, aunque sea en prosa de una manera poética, tétrica y oscura, la vida de este personaje histórico, enfocándose principalmente a como atraía, mantenía, torturaba y asesinaba a mujeres de entre 18 y 26 años para utilizar su sangre como fuente de la eterna juventud.
No es de extrañar que esta autora se haya sentido atraída a la célebre condesa debido a su interés nato por temas escabrosos, así que plasma en cada una de sus palabras la locura y el sadismo con los cuales esta mujer atormentaba a sus pobres víctimas, desde las torturas "normales" en aquellos días, hasta el uso de un artefacto novedoso en su tiempo conocido como La Dama de Hierro.
Las ilustraciones de este libro transmiten, al igual que sus palabras, el horror, perversión y
demencia de esta vanidosa dama de una manera tan espeluznante que no puedes dejar de verlas.
La lectura es una prosa que te atrapa meramente por el hecho de narrar la vida de la condesa, y puedes ver a través de ella algo de la personalidad triste y depresiva de su autora, quien como muchos y muchas de nosotros se sienten atraídos en su subconsciente hacia los villanos; y la villana de esta historia es tan intrigante y atractiva que te deja muchas interrogantes:
¿Porqué hacía lo que hacía?
¿Cómo lo hacía?
¿Sentía remordimientos?
¿Qué tan sola puede llegar a sentirse una persona para llenar su agenda de tan desagradables actividades?
Cada quien sus perversiones, como bien dice un amigo mío, pero esta dama las sobre paso con creces.
Para nuestra mala fortuna, el 25 de septiembre de 1972, Alejandra con solo 36 años se quitó la vida, ingirió 50 pastillas de un barbitúrico durante un fin de semana, había salido del hospital psiquiátrico donde se encontraba internada a consecuencia de depresión y tras dos intentos de suicidio.
"Sentada en su trono, la condesa mira torturar y oye gritar. Sus viejas y horribles sirvientas son figuras silenciosas que traen fuego, cuchillos, agujas, atizadores; que torturan muchachas, que luego las entierran. Como el atizador o los cuchillos, esas viejas son instrumentos de posesión. Esta sombría ceremonia tiene una sola espectadora silenciosa"
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