miércoles, 5 de noviembre de 2014

Pantaleón y las Visitadoras. Mario Vargas Llosa

Opinión ofrecida por Jorge Charlán.
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Al capitán del Ejercito Peruano, Pantaleón Pantoja, exitoso pulcro y cabal cumplidor de todas las órdenes encomendadas, le es asignada una crítica misión: poner en marcha el SVGPFA (servicio de visitadoras para guarniciones y puestos de frontera afines) para la satisfacción de la tropa de los puestos del ejército del Amazonas peruano. Dicha misión ha de llevarse a cabo con discreción, aunque es apoyada en todo momento por los Altos mandos del Ejército que la dotan de todos los recursos necesarios (barco e hidroavión incluido para las incursiones en los puestos).

El servicio es perfectamente organizado por Pantaleón quien de forma ingenieril organiza los tiempos de forma exacta, llegando a tener una gran eficiencia en el servicio y a la vez dignificando el trabajo de las visitadoras, las libera de sus proxenetas y el pago por servicio se hace mediante adeudo directo en la cuenta del soldado a un precio muy inferior, 20 minutos por 20 soles, al que costaría en un bulin, y todo ello muy pautado y reglado.

Con semejante actividad, que Pantaleón se toma tan a pecho, acaba teniendo problemas con su esposa Pochita y se enamora de una meretriz, la Brasileña, aunque la historia da para mucho más como podrá apreciar el lector. El elenco de personajes es variado: Panta y su esposa Pochita, La Brasileña, la Sra. Leonor Chuchupe, el chino Porfirio Wong, Chupito, las meretrices Pechuga, Peludita, Lalita, …, todo tipo de miembros del Ejército, desde generales a soldados de tropa, el inefable Padre Beltrán….

Semejante historia solo puede ser abordada desde el humor y la sátira. El humor de Vargas Llosa en esta novela es directo, transparente, popular, insolente y carente de refinamientos. El lector se divierte, pero a la vez reflexiona sobre el entorno que rodea al hombre. Contrariamente a sus anteriores obras (la ciudad y los perros, la casa verde o conversación en la catedral) donde prima la solemnidad y sobriedad en un perfecto estilo, esta novela se caracteriza por su humor y sátira donde se muestra el monstruo que habita el laberíntico mundo castrense.

El personaje principal, el capitán Pantaleón Pantoja, representa al perfecto soldado obediente, pulcro y disciplinado, cuyo principio es la obediencia (sus propios principios acaban anulándole) y que nunca se cuestiona la orden dada. Obviamente, el éxito en su misión acaba generándole innumerables enemigos que acabarán convirtiéndole en su propio chivo expiatorio.

Como toda obra en la que el humor -convertido en ironía y mordacidad- es el protagonista, Pantaleón y las visitadoras, de Mario Vargas Llosa, refleja una crítica hacia la actitud de varios sectores de la sociedad que, aunque delimitada en la novela a la Amazonia peruana, puede aplicarse a cualquier otro espacio y tiempo. Por un lado, la irracionalidad e hipocresía de las Fuerzas Armadas, por ejemplo, decididas a solucionar de la forma más práctica posible un problema determinado, pero a la vez manteniéndolo en absoluto secreto, como si ello fuese posible.

Por otro, la manipulación de los medios de comunicación, motivados más por intereses personales que por la búsqueda de la verdad; sin dejar de mencionar la posición de la iglesia, en cabeza del jefe del servicio de capellanes, quien se mueve en contra de Pantoja más por los celos que le generó el éxito de éste y la atención prestada a las visitadoras que por intereses religiosos.

Pantaleón y las visitadoras es tal vez la novela más ligera de Mario Vargas Llosa, no sólo en extensión sino en cuanto al estilo y sencillez de sus textos. Aunado a una trama que nos atrapa, hace que sea de muy fácil lectura. No obstante, el autor hace gala de un manejo muy profesional de los recursos literarios, escrita combinando diálogos y narraciones en tercera persona con cartas personales, partes militares y noticias de periódicos, mezclando estilos y tonos, pero cuidando de seguir el argumento con precisión. Además se permite intercalar en determinados diálogos entre dos personajes, por ejemplo, interferencias textuales de otro tiempo, conversaciones paralelas, muy al estilo de otras obras suyas (como Conversación en la Catedral por poner un ejemplo).

En el prólogo del autor, Vargas Llosa asegura que la novela está basada en un hecho real y que, cuando la obra comenzó a gozar de fama, recibió una llamada del propio Pantaleón Pantoja pidiéndole una cita para que le explicase cómo conoció la historia del servicio de visitadoras. Asegura Don Mario que se negó en rotundo, fiel a su creencia de que los personajes de ficción no deben entrometerse en la vida real.

En definitiva, se trata de una historia atípica, una sátira tremendamente entretenida, de lectura rápida que pone de manifiesto la mas absoluta estupidez en el Perú de mediados del XX. Sátira social, amena y divertida a la vez.

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